ALMA MAESTRA Texto de sala para la exposición Algo en el espejo opaco de Ernesto Ballesteros

CONTRA EL SOL Texto curatorial para la exposición individual Contra el sol de Verónica Gómez

LA FUERZA DÉBIL Texto curatorial para la exposición colectiva homónima

MI SOL Texto leído en la exposición Corazón de Camila Carella

EL EXPERIMENTO MÁS HERMOSO DEL MUNDO Texto de catálogo para la exposición de la Beca FNA/Conti

Texto de sala de la muestra individual de Ernesto Ballesteros
Algo en el espejo opaco, en la galería Ruth Benzacar
Enero 2020

Alma maestra
Hay una antigua belleza que sólo se ve frente al espejo opaco en el que todos podemos mirarnos. El halo vaporoso de nuestra exhalación sobre ese espejo hunde la imagen en el vacío infinito. Interrumpimos por un segundo el devenir y con el aliento vuelve el alma al cuerpo. Vuelve como astilla, como soplo. Organiza sus miles de partes siempre con sus contornos redondos, como toda lágrima, como todo planeta. Hay fuerzas (fuerzas más allá de toda voluntad, fuerzas que son el misterio mismo) como vientos de polvo de estrellas que mueven estas partículas libres de forma, cual danza de nubes. Se acercan suavemente a nosotros, como si alguien hubiese soplado un panadero y sus pelusas de deseos fragmentados, sus remolinos de cenizas mortales nos rozaran la piel. Las perseguimos y las respiramos para reencontrarlas volátiles en nuestro interior. El mundo de lo pequeño es tan infinito como lo que se pierde en la oscuridad de los agujeros negros. Nada tiene borde definido porque la separación entre las cosas es aparente pues estamos enlazados a toda parte, a toda molécula de esta maravilla que es el mundo. También, a lo que decimos en una conversación de verano en un patio con un espejo en el entrecejo que llamamos conciencia.
La conciencia me dice que la reunión circunstancial de átomos que llamamos Ernesto Ballesteros piensa, dibuja, escribe fuera de sí, con la parte de la mente, del alma y del corazón que es común a todos. Está conectado con algo antes de saber, algo que no nos pertenece, que se va, vuelve y se disuelve. Podemos deambular sus dibujos como quien sabe que cada brizna de pasto, cada grano de arena tiene un alma, recorrerlos y habitarlos, como la casa que somos. Grande o pequeña, con zonas ocupadas y otras olvidadas. Habitaciones plegadas y secretas, sótanos, altillos, pasadizos y ventanas. Cuartos y rincones ocultos, jardines y lugares que desconocemos. Espacios diáfanos y raídos, oscuros o frescos. Adentro es las cavernas y afuera las estrellas o a la inversa, porque está tan lejos la galaxia más lejana como nuestro dedo índice.
Estos dibujos también tienen dibujadas unas palabras. Oraciones escritas de a pares que por lo paradojal de su enlazamiento son la dialéctica del despertar inmediato.
Desde de allá o desde aquí, desde su no-yo, el artista nos trae estos regalos para que nos veamos. Para que nuestra vida, ese largo intervalo entre la inspiración y la exhalación, sea profunda y verdaderamente bella.
Algo me dice: los seres llegan, están y se van, pero cambian todo con su paso.

Silvia Gurfein
Enero de 2020

Texto curatorial de la muestra individual de Verónica Gómez,
Contra el sol, curada por Silvia Gurfein en el Centro Cultural Recoleta
Octubre de 2018

Contra el sol

La atmósfera no es solamente la parte del mundo distinta y separada de los otros, sino el principio a través del cual el mundo se hace habitable, se abre a nuestro soplo, se vuelve él mismo el soplo de las cosas. Siempre se está de manera atmosférica en el mundo porque el mundo existe como atmósfera.
Emanuele Coccia La vida de las plantas. Una metafísica de la mixtura

Cuando pensamos en un site specific lo que imaginamos es una ajustada percepción del espacio expositivo y la creación de una obra que está diseñada para una locación particular, se relaciona con ese lugar de modo único y debe su existencia a esa interrelación. En el caso de Verónica Gómez asistimos a un modo singular de entender este tipo de producción en que la operación clásica será trastocada: sus obras pertenecen a un lugar pero son mostradas sin ese contexto. Un tono anímico encuentra una vía de expresión a través de sus pinturas y dibujos. Ese estado es previo al encuentro del ámbito físico que le corresponde. La búsqueda del escenario adecuado, de un lugar donde encajar es posterior a la obra-estado, que luego de ese encuentro será afirmada en su pertinente territorio. La artista entonces traslada su cuerpo a las latitudes que sean necesarias para ese hallazgo, como quien camina con una pieza del rompecabezas en su mano hasta encontrar el resto de la imagen y completarla. No es la construcción de un artificio de tipo simbólico sino el real encastre de un mundo interno que encuentra una perfecta sincronía con el hábitat externo. La inadecuación es una herida y es también un motor extraordinario. En esa anomalía está la potencia de la artista.
La adaptación a un entorno implica la adquisición de todo lo necesario para acomodarse mental y físicamente a diversas circunstancias y medios. Camuflarse es una gran opción para pasar inadvertido o para disimular un sentimiento que no sería conveniente mostrar. Para ocultarse nada mejor que quedarse inmóvil. El liquen coloniza las superficies que aparecen quietas y la quietud consiente el crecimiento de florestas suaves y tiernas, apenas verdes, apenas grises.
En esta muestra la artista parece haber vuelto su mirada a un interior que rara vez quiere exponerse. La paradoja de este giro es la apariencia de las máscaras que en lugar de ocultar confiesan un estado del alma. Los retratos femeninos anacrónicos y desencajados aquí exhibidos han perdido la finísima lámina del disimulo y quedaron sin el entorno del cual tomaron su aspecto para pasar inadvertidos y al mostrarnos su disfraz se nos revelan paradójicamente desnudos. La melancolía cubre de brumas la mirada de estos seres letárgicos y se cristaliza en pinturas y dibujos. Ojos como fondo de un pozo donde cielo y follaje se balancean oscuros. Paisajes del frío y la nieve que multiplican lo tenue y se repiten en el trazo y la palabra creando zonas climáticas de acumulación y dispersión plenas del más elegante humor. La meteorología parece corresponder a los ojos que la ven.
Como la continuidad de un sí mismo las obras son un continuum entre rostros y atmósferas, diluidos unos en otras porque es impensable una separación cuando estamos inmersos en el mundo. Somos impregnados material y espiritualmente por nuestro hábitat que con sus infinitos detalles da forma y consistencia a nuestra existencia. El ánimo es atmósfera, cuerpo sutil que prolonga sus formas en una imagen de sí que nuestro cuerpo y nuestro espíritu inspira y exhala.
Cerca del ártico, muy lejos de su lugar de origen, rodeada de valkirias rurales sin traducción, de abedules y nieve y sobre todo de una luz particular Verónica Gómez se encontró como en casa. En estas coordenadas del planeta durante el invierno tiene lugar la noche polar llamada kaamos que significa “tiempo de penumbras”. En este período el sol se mantiene bajo, los rayos llegan en ángulos casi rasantes y son de una luz blanquecina que parece al borde permanente de la extinción. Esa discontinuidad del ciclo habitual del día y la noche ubica la mitología solar en otro registro. La información que respiramos a través del fluido que va hasta el horizonte y vuelve a nosotros ahora será otra. El sol es una posición, un punto de vista, un modo de lectura. En términos de nuestra cultura es el yo resplandeciente, visible y fulgurante. Es el éxito del yo, el arquetipo de la voluntad, el poder y el deseo. Lo apolíneo es el canon de belleza racional y masculino. La divina distancia. Pero hay otro centro desde donde leer las cosas que no clausura los textos (el mundo) en una sola lectura. Hay otra mirada que permite el ingreso de una temperatura anímica menos estridente al espacio visible. Bajo el sol cenital proyectamos una dura sombra. En esta otra luminosidad débil la sombra está irradiada, indistinguible de la luz. Contra el sol nos cegamos, pero aquí en este rango menos brillante y de nitidez intermitente podemos ver el movimiento de las cosas quietas. Esta nueva luz residual acepta a todos los seres. Aquí podemos mirarnos y reconocernos desenmascarados.
Hay un sistema planetario en el que el sol no es el centro pero nadie quiere verlo.

Silvia Gurfein
Octubre de 2018

Texto curatorial de la muestra La fuerza débil de los artistas Cecilia Biagini, Verónica Calfat, Ignacio Fanti, Pachi Giustinian, Mimi Laquidara, Martina Quesada y Agustina Quiles, curada por Silvia Gurfein en el Fondo Nacional de las artes
Junio/Julio de 2015

LA FUERZA DÉBIL

Hace muchísimos años atrás, caminaba por el centro de Buenos Aires y un impreso en el cordón de la vereda me llamó la atención. Era un papel obra blancuzco del tamaño habitual de un volante, con imágenes en rojo: una silueta humana atravesada por líneas y puntos de intersección, una mano (¿o eran dos?) trazada también de manera sintética, los pulgares perfectamente reconocibles. Y palabras en castellano junto a unos caracteres chinos, esos emblemas misteriosos y ajenos (cuentan que fueron inspirados en las huellas de los pájaros). Estos son recuerdos difusos tal vez, pero lo que nunca olvidaré es el mensaje que propagaba: masajes con fuerza fuerte, masajes con fuerza débil.
Esa idea, la de que la fuerza podía desdoblarse, tener un signo diferente a su propia definición, permaneció para siempre en algún lugar de mi mente. Débil deja de ser un adjetivo con carga negativa para volverse una calidad, una disposición, una táctica.
Tal vez hoy sea evidente, pero en aquel momento esa posibilidad inauguró un espacio distinto para intuir cómo las cosas son, se mueven y se transforman en este mundo. Y el modo en que podemos intervenir en él.
Durante años esta noción ha vuelto a mi para permitirme nombrar cierta forma de obrar en la que, entre otras cosas, el tiempo es el recurso fundamental para producir un efecto transformador.

Deambulando por mi cabeza entre las obras convocadas para esta muestra (las que finalmente forman parte de ella y también las que, por edición necesaria, quedaron sólo como pensamientos) sospecho que tal vez sean manifestaciones de este tipo de energía y que ser impulsados así, podría ser uno de los nodos de afinidades de los artistas aquí hermanados.
Semejanzas y simpatías pero también asperezas aparecen en ocasión de estar un tiempo juntas las obras en mi interior y ahora en este espacio. Y en el mapa que dibujé mentalmente al reunirlas (como si volviera a visualizar el cuerpo atravesado por líneas de mi volante encontrado), fui nombrando estas intersecciones como cierta deslocalización de los soportes (como pregunta eterna, como ausencia, como liberación), una suerte de desdoblamiento de los materiales (como separar una hoja en dos desde el borde, como partir un cabello al medio), lo reversible o lo irreversible de la cosa de apariencia bidimensional, la hipótesis de que todo es parte (otro título posible para esta exhibición) es decir, algo entre las mínimas unidades pensables y la cuestión de lo fragmentario del conocimiento y la percepción. Y unas imágenes que llegan a algún grado de abstracción como consecuencia, pero no como programa.
Y una curiosidad: la presencia ineludible del azul.

Esto que estaba como mensaje cifrado en un volante polvoriento de una callecita de Buenos Aires, es, ahora puedo saber, la denominación de una de las cuatro fuerzas fundamentales del universo. En física estas fuerzas son la gravedad, la fuerza electromagnética, la fuerza fuerte y la fuerza débil.
La fuerza débil es la responsable de los fenómenos radiactivos que son desintegraciones de partículas y núcleos atómicos. Como interacción débil no sólo puede ocasionar efectos puramente atractivos o repulsivos sino que también puede producir el cambio de identidad de las partículas involucradas.
Desde otra perspectiva, Lo suave (lo penetrante, el viento) en el I Ching, es la fuerza que disipa lo rígido e inmóvil por su ininterrumpida influencia. Lo insistentemente penetrante del viento, por ejemplo, se basa en su acción incesante, allí radica su poder. Recurre al tiempo como medio para su acción.

Ahora, hablando de los artistas y en particular de las obras reunidas aquí, digo, intentando una aproximación inteligible, que Verónica Calfat obra sobre un material que pueda manifestar la metamorfosis. Y a la vez que le permita evidenciar un recurso estructural de la pintura, la construcción de la imagen en capas. Verónica cita a Ilya Prigogine: “La clave del crecimiento está en la fragilidad. Debes poder romperte para volverte a formar”. Entonces el vidrio, que contiene potencialmente esos atributos. Fundamento del espejo opaco y también de la transparencia que deja a la vista el gesto y el proceso. Se desdobla fijado. Elije pintar sobre aquello que es tan resistente que, para mutar, sólo puede partirse, hacerse pedazos.
Cecilia Biagini construye y reconstruye. Fracciona el espacio (¿de la pintura?) y rearma el mundo con los restos de lo sólido y lo endeble, y en esas reconstrucciones, en lo imperfecto del encastre, nos muestra las grietas necesarias para que el todo se constituya. El todo será siempre resquebrajado. Su pequeño cuerpo acompaña el movimiento de apertura intentando suspender la gravedad.
El mundo nos ha sido dado roto y el buen hombre y la buena mujer pasa su vida intentando rearmarlo. Así también procede Mimi Laquidara, como Calfat, como Biagini. Dándole a ese fragmento su valor testimonial. Visibilizando las piezas faltantes o ausentes. Apelando a la memoria que religa los lazos perdidos entre las cosas, entre lo que vemos y su origen. Hay que construir las imágenes siempre dejando un vacío porque así son las cosas en el mundo atómico. Trastoca la apariencia: lo que creemos pesado y denso es presentado como liviano y crocante. La memoria toma un rumbo gestáltico y completa la figura y la acción ausente, por contacto transitorio, por adhesión, lo vacío se llena y viceversa. Lo que vemos tiene entidad sólida pero también, como doble cara, volátil como el recuerdo.
Pachi Giustinian, capa sobre capa logra despegar de cualquier soporte la pintura para mostrarnos su flexibilidad delicada y resistente, su capacidad de adaptación y mímesis en contacto con las cosas (y la historia). Pero sobre todo, su anomalía formal. Cosa sujeta a la ley de gravedad como cualquier cuerpo en la tierra. Intento de despojarla de sus rasgos protocolares, de su tradición de ventana, espejo y representación y dejarla caer.
Las fotografías de Ignacio Fanti respiran y como respiraciones, tienen la doble potencia de ser voluntarias e involuntarias. Tal vez, podamos decir algo entre inhalación y exhalación y esas palabras quedarán como un hueco entre las fotos de la foto. Un vapor tornasol, rocío de color (una branquia, una cavidad del interior humano) se plasma en el químico de la película o, da igual, en los ceros y unos que traducen. Son también una porción desbordada del mundo, una esquina del cuadrado que fuerza el ángulo. Y las imágenes del horizonte que todos los hombres han visto.
Así también, en ese intervalo de aires y desbordes, Martina Quesada apoya y fija el volátil pigmento en el papel (¿lo exhala, lo sopla como el viento?). Halo vital, opaco o transparente, como minúsculas astillas de color. Una búsqueda nuclear de la mínima partícula para sostener o mutar una identidad. Desmenuza sus posibilidades de alteración, las despliega en su forma asequible y pone en tensión la divisoria. A su vez, aplica una economía muy exacta para informarnos del proceso de conversión, donde el marco es una fuerza más traccionando, para desnaturalizar la mirada funcional. Desdoblamiento secuencial. Y como todo es inestable aquí, en ese pendular entre fuerzas ordenadoras pero inciertas, Agustina Quiles se arroja a las sedosas superficies con impulso liberador de gran precisión y de perfecta sincronía respiratoria y corporal. Enlazados los movimientos y los gestos, comprende los estados transitorios de las sustancias y los sostenes con los que trabaja y les permite ser afectados y afectarse, cambiando velozmente el foco de su atención de un territorio a otro. No sabemos si hace el papel más frágil o más fuerte cuando lo encera y lo agrieta al recibir los trazos. En sus obras asistimos al nacimiento perpetuo de las figuraciones. Parece conocer la belleza del origen de la fuerza.

Confín y nota sobre el azul.
Azul es distancia para nuestros ojos, así como para los instrumentos que miden el universo. El azul, como el océano, como el cielo profundo, aunque lejano, parece incluirnos a todos. Desde que comencé a visitar sus talleres tomé nota mental de la presencia de ese color y a preguntarme cómo estaba funcionando en las obras. Claramente mucho más allá del gusto (aunque estadísticamente sea uno de los colores favoritos de la humanidad) aquí es la herramienta visual para notificarse del espacio y el tiempo. La expresión pigmentada del misterio de nuestra ubicación celeste, la inmensidad del territorio que no habitamos. Las gradaciones y matices posibles para esa inmersión. Sobre nuestras cabezas, una fuerza nos pone los pies en la tierra y otra, tal vez, nos une a la expansión y mutación infinita.

Silvia Gurfein
Mayo de 2015

 

Texto para ser leído en el marco de la exposición Corazón de Camila Carella
en la Galería Revolver en Junio 2021

Mi sol

El sol, que está ubicado en mi cabeza, desciende suavemente y enciende mi corazón cuando está distraído.
Todo ocurre a mis espaldas.
Una llama arbitraria ilumina el interior y mi torso, mis costillas, se convierten en farol que porto en mis manos para guiarme al andar. Así, soy quien lo lleva y también soy llevada. Faro y farol.
El fuego, que es luz, se desvanece en el aire y chisporrotea como estrellas o luciérnagas.
No se deja ver, no se deja ver.

Silvia Gurfein
Junio 2021

Texto para la muestra de fin de la Beca para artistas del Fondo Nacional de las Artes/Centro Cultural Conti en 2013, en la cuál Silvia Gurfein fue docente.
Publicado en el catálogo de la muestra correspondiente en 2013.
Publicado en las ediciones Belleza y Felicidad en 2014

EL EXPERIMENTO MÁS HERMOSO DEL MUNDO
Apuntes contradictorios sobre la clínica de arte

La lección de anatomía
¿Podemos comprender los seres vivos a partir de la disección de sus partes?
Al modelo de la biología que intenta saber de lo viviente a través del estudio de los cadáveres, borrando su objeto de estudio, fragmentándolo, contrasto y estorbo con el no-modelo de las piezas interrelacionadas auto-consistentes, que siempre están modificándose y regenerándose en la unidad. Y que por su condición de vivas están sujetas a sucesos dóciles e inasibles.
La escansión es la división del verso en sus distintos componentes, pero es también el trastorno neurológico consistente en hablar descomponiendo las palabras en sílabas pronunciadas separadamente. Ahora, ¡intenten hablar así!
Para la correcta lectura sacrificamos por un rato el todo por la puntuación y por discernir el funcionamiento de una unidad compleja, hacemos autopsias de sus partes para luego acoplarlas.
A la pregunta de cómo estudiar algo vivo sin diseccionarlo respondo-no-respondo: ¡Frankenstein o lo imposible!

Prójimo
Cuando le preguntaron al físico Geoffrey Chew cuál sería el mayor descubrimiento de la ciencia en los próximos años respondió simplemente: “la aceptación del hecho de que todos nuestros conceptos son aproximaciones.”

El experimento más hermoso del mundo
El observador modifica lo observado. El planteo abstracto es estimulante filosóficamente, pero la comprobación física del mismo es de una gran belleza y es el experimento de la doble ranura: la materia diminuta (electrón) se comporta a veces como partícula otras como onda y al ser arrojada a través de una ranura deja una huella con un patrón lógico si actuó como una u otra. Pero al agregar una segunda ranura y luego de algunos pasos que me ahorro aquí en explicar, resulta en un patrón que cuestiona esa lógica. Para resolver este misterio, un grupo de físicos cuánticos colocó un dispositivo de medición en una ranura para observar el comportamiento de la materia al atravesarla y ¡Oh sorpresa!: el electrón cambió su conducta (de actuar como onda se mostró como partícula el muy sinvergüenza).
El observador colapsó la función de onda sólo por observar. Es decir, el experimento prueba por una lado que la realidad se convierte en una imagen que se corresponde con un modelo de realidad conocido (¿vemos las cosas como partículas?) y al mismo tiempo confirmaría que el observador afecta lo observado.
Y aunque este fenómeno sólo se puede comprobar como algo que ocurre únicamente en las partículas subatómicas podría implicar por lo menos una duda sobre nuestro mundo de materia macroscópico.

Naranjo en flor
Se dice algo que no se ha escuchado y se interrumpe abruptamente el continuo espacio-tiempo, dejando esas palabras al desnudo, descubiertas.
Después, partir sin pensamientos.
Partir sin pensamientos para no sumergir, velar o dar explicaciones y que aquello que emergió sin saberlo se recubra nuevamente o desvanezca.

No se debe dejar escapar la liebre cuando salta.
Se debe dejar escapar la liebre cuando salta.
Veo el salto de una liebre.

El sol del mediodía no da sombra
Un koan es una paradoja, un acertijo sin solución que, en la tradición zen, el maestro plantea con el propósito de desconcertar el pensamiento discursivo lógico-racional y provocar una sacudida mental que provoque un aumento de la conciencia (despertar) y permita la aparición de una intuición como respuesta.
Sedimenta con el tiempo en el inconsciente; resurgirá cuando llegue el momento.
Están precisamente diseñados para detener el proceso del pensamiento y dejar así a los discípulos en condiciones de experimentar las cosas más allá del lenguaje.
Como un salto sobre la lógica binaria, al descubrir su no respuesta, deja de ser paradójico y se transforma en una significativa afirmación que procede del espacio despierto que contribuyó a crear.

La gran sabiduría es como la estupidez.
La gran elocuencia es un tartamudeo.

Silvia Gurfein
Marzo de 2014